Es muy recomendable comprobar cada cierto tiempo el grado de desgaste o deterioro de los discos de freno, ya que un disco deteriorado afecta negativamente a la calidad del frenado de un vehículo y perjudica su seguridad.
Dentro del papel fundamental que representan los frenos para la seguridad de un vehículo, el disco de freno es el dispositivo técnico mediante el que se logra ralentizar la velocidad de giro de la rueda hasta detener el vehículo. El sistema de frenos de disco incluye una pinza con las pastillas que atrapan el disco y crean la fricción necesaria para detener la rotación de la rueda. Esta fricción provoca un calentamiento importante que el disco debe resisitir con la menor alteración posible para garantizar la eficacia de la frenada.
Dependiendo del tamaño, el peso y la potencia del coche, el disco necesita un sistema de refrigeración. Existen dos tipos de discos: los discos sólidos y los discos ventilados. El disco ventilado ofrece una mejor evacuación del calor respecto al disco sólido pero, en cualquier caso, es obligatorio respetar el tipo de disco recomendado por el fabricante de su vehículo.
Durante la frenada va produciéndose una pérdida de material ocasionada por la fricción entre el disco y las pastillas, lo que da lugar a la progresiva reducción del grosor del disco, así como la formación progresiva de un reborde exterior. Por debajo de un grosor determinado, o cuando el reborde afecta a la eficacia de la frenada, los discos deben ser sustituidos. Este desgaste varía también con el estilo de conducción y con el tipo de calzadas transitadas (habrá mayor desgaste en calzadas irregulares o con muchas curvas que en autopista).
Es muy recomendable comprobar cada cierto tiempo el grado de desgaste o deterioro de los discos de freno, ya que un disco deteriorado afecta negativamente a la calidad del frenado de un vehículo y perjudica su seguridad. Cuando los discos alcanzan el grosor mínimo de desgaste o cuando se detecte algún tipo de anomalía (rayas, alabeos, fisuras, roturas) deben sustituirse y, en este caso, es también importante sustituir las pastillas. Para garantizar la eficacia de la frenada es recomendable sustituir al mismo tiempo los discos y pastillas de cada eje.
Generalmente los discos tienen un tiempo de vida útil superior al de las pastillas, se debe sustituir los discos aproximadamente cada dos cambios de pastillas, pero de todas formas es conveniente revisar el estado de estos elementos al menos dos veces al año. Algunos vehículos modernos incorporan sensores capaces de detectar el estado de discos y pastillas, aunque es más frecuente que los detectores sólo se ocupen del grado de desgaste de las pastillas.
Si sabes que los discos, las pastillas o ambos están desgastados puedes concertar cita o visitar nuestro taller para sustituirlos. Si sólo necesitas comprobar el estado de estos elementos, contacta con nosotros y lo comprobaremos rápidamente.
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